Hace poco, mientras preparaba cocoa para los chiquilines, les advertí: ¡Cuidado! Está caliente.
Enseguida se oía una vocecita en el comedor, cantando: Es su sombra la que buscan los calientes al morir...
A este nene le encantan las palabras que riman. Y le apasiona jugar con palabras.
Y en un almuerzo hace poco se gozaba de estar comiendo “Susana-horias”.
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