22 de octubre, 2008 por John Piper
Escritura:
1 Corintios
7:29-31
Tema: Gobierno
Serie: Artículos: Probad y
Ved
El votar es como el casarse
y el llorar y el reir y el comprar. Debemos hacerlo, pero sólo como si no lo estuviéramos haciendo.
Esto se debe a que “la apariencia de este mundo es pasajera” y, a los ojos de Dios, “el tiempo ha sido
acortado”. Pablo lo expresa
así:
El tiempo ha
sido acortado; de modo que de ahora en adelante los que tienen mujer sean como
si no la tuvieran; y los que lloran, como si no lloraran; y los que se
regocijan, como si no se regocijaran; y los que compran, como si no tuvieran
nada; y los que aprovechan el mundo, como si no lo aprovecharan plenamente;
porque la apariencia de este mundo es pasajera.
(1 Corintios
7:29-31)
Tomemos estos temas uno a
la vez y comparémoslos con el votar.
1. “Los
que tienen mujer sean como si no la tuvieran”.
Esto
no significa irse de la casa, no tener relaciones sexuales, no decirle “mi
amor” a su esposa. Al principio de este capítulo, Pablo dice: “El marido cumpla
con su esposa el deber conyugal” (1
Corintios 7:3). También dice que debe amarla como Cristo
amó a la iglesia, guiando, proveyendo y protegiendo (Efesios 5:25-30).
Lo que sí significa es esto: El matrimonio es momentáneo. Se acaba con la muerte,
y no hay matrimonio en la resurrección. Las esposas y los maridos son segundas
prioridades, no las primeras. Cristo es el primero. El matrimonio es para
apreciarlo más a Él.
Significa:
Si ella es exquisitamente deseable, tenga cuidado de no desearla más que a
Cristo. Y si ella es profundamente decepcionante, tenga cuidado de no estar
demasiado dolido. Esto es temporario— sólo una vida breve. Y entonces viene la
vida que nunca decepciona, que es realmente vida.
Así es con el votar. Debemos hacerlo. Pero sólo como si no lo estuviéramos
haciendo. Los resultados no nos dan la mayor alegría cuando nos favorecen, y no
nos desalientan cuando no lo hacen. La vida política sirve para que apreciemos
más a Cristo, ya sea que el mundo se desmorone o se componga.
2. “Los que lloran [sean] como si no lloraran”.
Los
cristianos lloramos con luto verdadero, profundo y doloroso, sobre todo por las
pérdidas—la pérdida de aquellos que amamos, la pérdida de la salud, la pérdida
de un sueño. Estas pérdidas nos duelen. Lloramos cuando estamos heridos. Pero
lloramos como si no lloráramos. Lloramos sabiendo que no hemos perdido algo tan
valioso que no podemos regocijarnos en medio de nuestro duelo. Nuestras
pérdidas no nos incapacitan. No nos ciegan a la posibilidad de un futuro
fructífero, sirviendo a Cristo. El Señor da y quita. Pero Él sigue siendo
bendito. Y seguimos con esperanza en medio de nuestro duelo.
Así es con el votar. Hay pérdidas. Lloramos. Pero no como los que no tienen
esperanza. Votamos y perdemos, o votamos y ganamos. En cualquier caso, ganamos
o perdemos como si no estuviéramos ganando o perdiendo. Nuestras expectativas y
frustraciones son modestas. Lo mejor que este mundo puede ofrecer es corto y
pequeño. Lo peor que puede ofrecer ya está predicho en el libro de Apocalipsis.
Y no hay voto que lo impida. A corto plazo, los cristianos pierden (Apocalipsis 13:7).
A largo plazo, ganamos (Apocalipsis 21:4).
3. “Los
que se regocijan [sean] como si no se regocijaran”.
Los
cristianos se regocijan en salud (Santiago
5:13) y en enfermedad (Santiago
1:2). Hay mil cosas buenas y perfectas que
vienen de Dios que evocan la sensación de felicidad. El hermoso clima. Los
buenos amigos que quieren pasar tiempo con nosotros. La comida deliciosa y
alguien con quien compartirla.
Un plan exitoso. Una persona ayudada por nuestros esfuerzos.
Pero
ninguna de estas cosas buenas y hermosas puede satisfacer nuestra alma. Incluso
lo mejor no puede reemplazar aquello por lo cual fuimos creados, esto es,
experimentar completamente al Cristo resucitado (Juan
17:24). Incluso la comunión con Él aquí no es el
final y mejor regalo. Hay más de Él para tener después de que muramos (Filipenses 1:21-23)—y
aún más después de la resurrección. Las mejores experiencias aquí son
anticipos. Las mejores vistas de la gloria son a través de un espejo,
veladamente. El gozo que surge de estos vistazos no puede y no debe elevarse al
nivel de la esperanza de gloria. Estos placeres un día serán como si nunca
fueron. Así que, nos regocijamos recordando que este gozo es un anticipo y que será reemplazado por un gozo inmensamente mejor.
Así es con el votar. Hay alegrías. El mismo acto de votar es una declaración
jubilosa de que no estamos bajo un tirano. Y puede haber victorias felices.
Pero el mejor gobierno que podamos obtener es
una sombra de lo porvenir. La paz y la justicia sólo se aproximan ahora. Serán
perfectas cuando Cristo venga. Así que nuestra alegría ahora es modesta.
Nuestros triunfos son de corta duración—y atravesados con imperfección. Así que
votamos como si no votaramos.
4. “Los que
compran [hagan] como si no tuvieran nada”.
Que
los cristianos sigan comprando mientras dure este siglo. El cristianismo no significa
el alejarse de los negocios. Estamos involucrados, pero como si no participáramos.
Los negocios simplemente no tienen el peso en nuestros corazones que tienen
para muchos otros. Todo nuestro conseguir y todo lo que tengamos en este mundo
es el conseguir y tener cosas que no son, en última instancia, importantes.
Nuestro vehículo, nuestra casa, nuestros libros, nuestras computadoras,
nuestras reliquias familiares—las poseemos con manos abiertas. Si son quitadas,
decimos que, en un sentido, no las tuvimos.
No estamos aquí para poseer. Estamos
aquí para acumular tesoros en el cielo.
Este
mundo importa. Pero no es lo definitivo. Es el escenario para vivir de tal
manera que muestre que este mundo no es nuestro Dios, sino que Cristo es
nuestro Dios. Es el escenario que tenemos para utilizar el mundo y demostrar
que Cristo es más preciosa que el mundo.
Así es con el votar. No nos
retiramos. Estamos involucrados, pero como si no participáramos. La política no tiene peso final para nosotros. Es un escenario más para actuar la verdad de que Cristo, y no la política, es
supremo.
5. “Los que aprovechan
el mundo [hagan] como si no lo aprovecharan plenamente”.
Los
cristianos deben tratar con el mundo. Este mundo está aquí para ser utilizado.
Tratado. No hay modo de evitarlo. El no tratar con él es tratar con él de esa manera. No eliminar yuyos en su
jardín es cultivar un jardín lleno de yuyos. No llevar un abrigo en Minnesota
es congelarse—y hacer frente al frío de esa manera. No detenerse cuando el
semáforo está en rojo es gastar su dinero en multas o facturas del hospital y
tratar con el mundo de esa manera. Tenemos que tratar con el mundo.
Pero a
medida que tratamos con él, no le damos nuestra máxima atención. No atribuimos
al mundo
el mayor prestigio. Hay cosas que no se ven que son vastamente más preciosas
que el mundo. Utilizamos el mundo sin ofrecerle toda nuestra alma. Podemos
trabajar con todas nuestras fuerzas cuando tratamos con el mundo, pero las
pasiones plenas de nuestro corazón estarán ligadas a algo mucho más alto—los propósitos enfocados en Dios. Utilizamos el mundo, pero no como un fin en
sí mismo. Es un recurso. Tratamos con el mundo con el fin de apreciar mucho más
a Cristo.
Así es con el votar. Tratamos con el sistema. Tratamos con las noticias.
Tratamos con los candidatos. Tratamos con las polémicas. Pero tratamos con todo
como si no estuviéramos tratando con ello. No tiene nuestra máxima atención. No
es la gran cosa en nuestras vidas. Cristo lo es. Y Cristo estará reinando a su
pueblo con supremacía perfecta, no importa quién sea elegido y no importa qué
gobierno se mantenga o cuál caiga. Así que votamos como si no votáramos.
Por
supuesto, vota. Pero recuerda: “El mundo pasa, y también sus pasiones, pero el
que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1
Juan 2:17).
Votando con ustedes, como si no votara,
Pastor John
Traducido por Déborah Garwood Steel
El original se encuentra en inglés en DesiringGod.org
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